Un fuerte enfrentamiento político sacude Bolivia tras el inicio de un bloqueo nacional en el altiplano, encabezado por los indígenas ‘ponchos rojos’, quienes exigen la renuncia del presidente Luis Arce y del vicepresidente David Choquehuanca. Las protestas, motivadas por la escasez de dólares y combustible, han paralizado las principales carreteras que conectan La Paz con el resto del país en una huelga indefinida.

 

David Mamani, líder de los ‘ponchos rojos’, señaló que la manifestación no se detendrá hasta que Arce y Choquehuanca abandonen sus cargos y se convoquen nuevas elecciones. "Es una protesta indefinida hasta que renuncien", declaró Mamani, en un contexto de creciente descontento con el gobierno.

 

El presidente Luis Arce respondió a la situación en un mensaje televisado la noche del domingo, acusando al exmandatario Evo Morales de estar detrás de estas movilizaciones. Según Arce, Morales, quien fue presidente entre 2006 y 2019, busca acortar su mandato y provocar un golpe de Estado para impulsar su candidatura presidencial. "Este bloqueo es parte de una estrategia para terminar en un golpe de Estado", afirmó Arce.

 

Por su parte, Evo Morales negó que las protestas tengan el objetivo de favorecer su candidatura. En declaraciones públicas, el exlíder afirmó que el descontento popular se debe a la inacción del gobierno frente a la crisis económica y la corrupción. "El pueblo protesta porque este gobierno no ha resuelto los problemas", sostuvo Morales, quien comenzará una marcha desde Caracollo hacia La Paz este martes, acompañado por sus seguidores.

 

La división entre Arce y Morales, ambos miembros del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), ha sido evidente desde 2021, cuando sus diferencias internas se profundizaron. El distanciamiento quedó claro en 2022, cuando Morales fue ratificado como líder del MAS y anunciado como candidato único para las elecciones de 2025, en un congreso en el que ni Arce ni Choquehuanca participaron.

 

En medio de la tensión política, la Defensoría del Pueblo emitió un llamado a las autoridades y manifestantes para evitar que la situación escale en violencia. “Es fundamental mantener la calma y evitar acciones que generen más conflictividad en el país”, declaró en un comunicado.

 

Mientras tanto, las carreteras bloqueadas afectan gravemente el tránsito y el comercio en Bolivia, lo que añade presión al gobierno de Arce, quien enfrenta el reto de estabilizar su administración en medio de una creciente crisis política y social. La situación se agrava mientras ambas facciones del MAS intentan reorganizarse de cara a las elecciones presidenciales de 2025, con el futuro del partido aún en disputa.