La negativa de Estados Unidos a proporcionar agua a través de la conexión de emergencia en Otay ha dejado al descubierto la frágil situación que enfrenta Tijuana en materia de abastecimiento. Esta decisión subraya la urgente necesidad de fortalecer las reservas locales y reducir la dependencia del acueducto del Río Colorado, cuya operación implica altos costos y riesgos.

José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C., alertó sobre la crítica situación de la Presa El Carrizo, cuya capacidad actual apenas alcanza para abastecer a Tijuana, Tecate y Playas de Rosarito durante cinco o seis semanas. Ante este escenario, el especialista propuso convertir la Presa Abelardo L. Rodríguez en un almacén estratégico con capacidad para casi un año de suministro, lo que brindaría mayor seguridad ante eventuales fallas en el sistema.

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La región depende en gran medida del agua que llega desde el Río Colorado a través de un acueducto que bombea aproximadamente cinco metros cúbicos por segundo, un proceso que consume enormes cantidades de energía debido al desnivel de La Rumorosa. Sin embargo, esta infraestructura no solo es costosa, sino también vulnerable. La reciente negativa de EE.UU. a compartir agua por la conexión de Otay, que funcionaba como respaldo, agrava aún más el panorama.

Zavala Álvarez enfatizó que factores como el clima, las lluvias y las decisiones internacionales escapan al control local, por lo que es indispensable tomar medidas preventivas. Entre las soluciones urgentes destacan la modernización de la infraestructura hídrica, la promoción de una cultura de ahorro de agua —con acciones como la sustitución de sanitarios de alto consumo— y el impulso al tratamiento y reúso del recurso en procesos industriales y urbanos.

El experto advirtió que el agua no solo es un asunto de salud pública, sino también de desarrollo económico, por lo que su escasez podría tener consecuencias graves si no se actúa a tiempo. La decisión de EE.UU. debe servir como una llamada de atención para que autoridades y ciudadanos trabajen en estrategias que garanticen el abasto a largo plazo. En un contexto de creciente presión hídrica, Tijuana no puede darse el lujo de esperar.