El mundo de los influencers en México se ha visto sacudido nuevamente con la detención y vinculación a proceso de Marianne Gonzaga, una creadora de contenido de 17 años. Un juez especializado en justicia para adolescentes determinó que la joven deberá permanecer en internamiento preventivo por dos meses mientras se llevan a cabo las investigaciones sobre la agresión a Valentina Gilabert, de 18 años, a quien Gonzaga apuñaló más de diez veces en un departamento al sur de la Ciudad de México.

El ataque ocurrió el pasado 5 de febrero en la Alcaldía Álvaro Obregón. Tras el violento incidente, Gonzaga fue detenida y trasladada a un Centro Especializado para Mujeres y Adolescentes, donde permanecerá hasta el inicio del juicio. Según han informado fuentes cercanas, Gilabert, quien también es generadora de contenido en redes sociales, sigue en estado grave y bajo coma inducido.

 

 

 

 

 

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Los abogados de la víctima han expresado su satisfacción con las acciones de la Fiscalía capitalina, aunque insisten en que seguirán atentos al desarrollo del proceso. Por su parte, la defensa de Gonzaga ha señalado que la joven está arrepentida por lo sucedido, mientras que su familia ha optado por el silencio ante los medios de comunicación.

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El caso ha reavivado el debate en redes sociales sobre la justicia y las penas impuestas en casos de violencia de género. Algunos usuarios han cuestionado la imputación de lesiones dolosas a Gonzaga y han comparado su situación con la reciente condena de 17 años de prisión contra el influencer Rodolfo "Fofo" Márquez, quien fue declarado culpable de intento de feminicidio tras golpear brutalmente a una mujer de 52 años.

A diferencia de Márquez, quien enfrentó su proceso como adulto, Gonzaga, al ser menor de edad, está sujeta a normativas distintas que priorizan la reinserción. En caso de ser declarada culpable, podría enfrentar una condena máxima de cinco años de prisión.

 

 

 

 

 

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El escándalo ha puesto de nuevo en la mira la vida de los influencers y el impacto de las redes sociales en su comportamiento. Las presiones por mantener una imagen pública perfecta, la competencia feroz por seguidores y patrocinios, y las exigencias del mercado digital han sido señaladas como factores que pueden afectar la salud mental de estos jóvenes. Este caso, junto con otros recientes, ha abierto un debate sobre la responsabilidad de las plataformas y marcas que lucran con la influencia de menores de edad en internet.