El gobierno del presidente Donald Trump ha desatado una nueva controversia tras lanzar una campaña pública en la que exhorta a la ciudadanía a reportar la presencia de migrantes indocumentados, como parte de su política de endurecimiento migratorio.
La iniciativa, promovida por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), incluye una imagen reminiscentemente patriótica de un hombre con vestimenta nacionalista señalando un cartel, evocando al icónico “Tío Sam” utilizado en campañas de reclutamiento militar en el siglo XX. Bajo la consigna de “ayuda a tu país”, se invita a los estadounidenses a colaborar con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) mediante una línea telefónica para denunciar a migrantes “ilegales”.
La campaña ha desatado una ola de críticas por parte de activistas, abogados y académicos, quienes la comparan con prácticas autoritarias del pasado y alertan sobre sus posibles implicaciones sociales y legales.
“El presidente Trump está impulsando una versión moderna del fascismo estadounidense, revestido de patriotismo y nacionalismo blanco”, denunció Sam Worthington, defensor de derechos humanos, a través de la plataforma Civicus Lens. “El nuevo chivo expiatorio son los migrantes”, añadió.
Desde la perspectiva jurídica, el abogado de migración Aaron Reichlin-Melnick expresó su preocupación por el impacto institucional de estas medidas. “Estamos ante una crisis del Estado de derecho y del respeto a los derechos civiles”, escribió en la red social X, antes Twitter.
En tanto, Jorge Mario Cabrera, portavoz de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA), con sede en Los Ángeles, advirtió que esta campaña recuerda a los climas de hostilidad vividos durante las guerras mundiales. “Se está tratando a los migrantes como enemigos internos”, afirmó en entrevista para El Universal.
Francisco Moreno, del Consejo de Federaciones Mexicanas (Cofem), señaló que esta estrategia vulnera principios constitucionales y normaliza abusos en los operativos migratorios. “No solo son los carteles, es el discurso y la acción que los acompaña”, acusó.
Por su parte, el analista político Hernán Molina sostuvo que estas acciones responden a una visión excluyente y racista. “La administración Trump ve a los migrantes como amenazas que diluyen la identidad blanca estadounidense”, declaró. “Blanquean su discurso, pero en el fondo es profundamente xenófobo y antimigrante”.
Finalmente, el académico Javier Urbano, experto en temas migratorios, interpretó la campaña como un recurso político en medio del descenso de la aprobación presidencial. “Reactivar el discurso antimigrante le ha sido funcional a Trump en el pasado. Lo está usando como un salvavidas electoral”, concluyó.
Organizaciones de derechos humanos y defensores de migrantes han convocado protestas en varias ciudades del país y llaman a la comunidad internacional a observar de cerca las políticas migratorias en Estados Unidos.