Mérida fue testigo de una jornada de sororidad y apoyo mutuo durante la marcha del 8 de marzo, cuando miles de mujeres inundaron la calle 60 en una demostración de fuerza y unidad. Entre consignas y pancartas, el evento también dio lugar a momentos de solidaridad que reafirmaron la esencia del movimiento feminista en la sociedad meridana.

Te puede interesar: Trabajadoras sexuales exigen reconocimiento y derechos en marcha por el 8M en Puebla

Uno de los episodios más emotivos se vivió a metros del bloqueo que impedía el acceso a la Plaza Grande, donde una pareja se preparaba para dar el sí en la Iglesia de El Jesús (Tercera Orden). Al notar la situación, el contingente abrió paso para que la novia y su prometido pudieran llegar hasta la entrada del templo. La multitud, lejos de interrumpir el momento, lo convirtió en una celebración compartida, lanzando gritos de apoyo como "Novia, esta es tu manada" y "Todas somos tus amigas". La mujer, conmovida, alzó el puño en señal de respaldo al movimiento, mientras que el novio fue recibido con la consigna "Cuídala, cuídala", a la cual respondió con gestos de aprobación.

Otro instante que marcó la jornada fue la breve desaparición de un menor en medio de la multitud. Siguiendo un protocolo previamente difundido en redes sociales, las manifestantes se agacharon y guardaron silencio para permitir que la madre llamara al niño por su nombre. Minutos después, el pequeño fue localizado y el reencuentro con su madre fue celebrado con aplausos y expresiones de alivio.

Te puede interesar: Mujeres indígenas desafían tradiciones y rompen barreras en Sonora

A lo largo de la movilización, la sororidad estuvo presente en diversos momentos. Se brindó apoyo a mujeres mayores, infancias y personas con discapacidad, quienes contaron con espacios designados y fueron acompañadas en todo momento. Al llegar a la Plaza Grande, se priorizó su salida del contingente para evitar aglomeraciones, cerrando así una jornada de lucha enmarcada por el respeto y la empatía.