Para terminar bien el mes, algo sobre las imágenes que circulan en redes, a propósito de Marzo, nuestras creencias y los géneros.

Durante siglos nos han dicho que Dios es hombre. Que el Diablo también. Que el primero es un señor con barba blanca, túnica y voz profunda; En el Hollywood de este siglo lo representa Morgan Freeman… No es blanco. Y el segundo, un macho rojo, con cuernos, mitad hombre y mitad bestia; con tridente y risita malévola. Y en la TV moderna conocemos a Tom Ellis por su papel de Lucifer y es simpático. Pero ¿quién decidió eso? ¿El Vaticano? o, ¿Hollywood? ¿Un club de hombres en toga?

¿Y si Dios fuera mujer?

Imagínate por un momento que el Creador no es un “Padre todopoderoso”, sino una Madre omnipresente, con paciencia infinita, capaz de amar incondicionalmente… y también, con darte una mirada te deje tieso sin decir una sola palabra. (Se conocen casos en que los dejan tiesos, pero luego andan aflojando, muy colaboradores o contribuyentes)

¿Tal vez el mundo sería diferente?

El cielo no estaría lleno de coros celestiales… ¡sino de consejos sabios y regaños con cariño!

El Apocalipsis no sería fuego y azufre, sino una amenaza firme de: “Haz lo que quieras… pero no vengas a llorar después”.

Y en vez de los Diez Mandamientos, tendríamos un: “Te lo dije, pero no escuchas”, labrado en piedra, con letra cursiva.

Ahora… ¿y si el Diablo también fuera mujer?

Eso cambia el juego por completo. Porque, honestamente, ¿quién mejor para tentar que una mente femenina? El infierno sería un lugar de caos bien organizado, con una estética impecable y reglas claras… que cambian según tu actitud.

Pero no nos confundamos. Esto no es una guerra de sexos ni una fantasía mitológica. Es una crítica a la forma en que hemos proyectado el poder divino (y el mal) a imagen y semejanza del hombre. Porque, en el fondo, si Dios es amor, ternura, fuerza, creación y paciencia… entonces, ¿por qué no podría ser mujer? ¡Y ellas lo saben!

Y si el Diablo representa manipulación, castigo, seducción o venganza, ¿no estamos acaso cargando estereotipos sobre lo que tememos de lo femenino?

Tal vez Dios no tiene género. Tal vez el Diablo tampoco. Lo que sí tiene género, y bien marcado, es nuestro lenguaje, nuestra cultura y nuestras creencias. El verdadero problema no es si Dios o el Diablo son mujeres. El problema es que, cuando imaginamos poder, lo vestimos de hombre. Y cuando pensamos en peligro o castigo… también. ¡Y ellas siempre han tenido ese poder!

Así que la próxima vez que reces, no temas probar con un “Madre nuestra que estás en el cielo”. A lo mejor te escucha con más comprensión que castigo. Y si alguna vez sientes que algo te tienta demasiado, no culpes al Diablo… a veces solo es tu intuición mal entendida.