Marina del Pilar y el ex gobernador Jaime Bonilla en guerra de declaraciones y con campañas en redes sociales

Con la toma de posesión del PT por parte de Jaime Bonilla Valdez todo parece indicar que el pleito entre el exgobernador y la actual gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda va en serio.

Declaraciones encontradas de ambas partes demuestran que el exgobernador sigue herido, luego de haber saboreado las mieles del poder y actualmente estar prácticamente desterrado.

A través del PT y sus medios de comunicación, Bonilla Valdez pretende jalar agua a su molino y ser una izquierda que represente una piedra en el zapato para la gober, algo que no ha sido la oposición.

Y es que basta con ver al PAN que no hace ni cosquillas mientras los gobiernos actuales hacen lo que quieren.

Pero no siempre fueron distantes o contrarios la gobernadora y el ex, incluso trabajaron de la mano y puede decirse que en su momento él fue quien la impulsó.

Ambos están desde los inicios de Morena, siendo Bonilla el que primero obtuvo candidaturas y cargos importantes.

Cuando él era gobernador y ella alcaldesa de Mexicali, durante la pandemia, él tenía conferencia en vivo a través de sus redes sociales.

Marina del Pilar

A veces tenía como invitados a los alcaldes, incluso Marina estuvo con él, y Bonilla elogiaba el trabajo y labor de ella, mientras que ella agradecía el apoyo a Mexicali.

Carlos Torres Torres era diputado local por el PAN y le tocó apoyar a Jaime Bonilla para que obtuviera por parte del Congreso de Baja California la extensión del mandato de su gobierno de 2 a 5 años, lo que le valió la expulsión del partido blanquiazul.

Incluso siendo Bonilla gobernador, respaldó las obras del centro histórico de Mexicali y hasta posó en fotografías con Marina y su esposo.
Cuando se venía la elección del candidato a gobernador por Morena, ahí las cosas empezaron a ser diferentes.

Bonilla Valdez como gobernador se abrió de capa y fue evidente su apoyo para que fuera Armando Ayala Robles el candidato de Morena a la gubernatura.

Para su sorpresa, la elegida fue la mismísima Marina, por lo cual ya no sería al 100% su dominio sobre el siguiente gobierno.

La gestión de Bonilla no ayudó en nada a la campaña de Marina para el gobierno, pues estaba peleado con medio mundo por medidas como los cobros tipo extorsión por parte de la Cespt, el querer expropiar el Club Campestre de Tijuana, el quitar las oficinas del gobierno del estado de la Zona Río, el casi no ir a Mexicali, entre otros temas.

Armando Ayala

Ella en la campaña se mostró mesurada y no daba la contra a las decisiones que estaba tomando el entonces gobernador.

Una vez que ella ganó, Bonilla se dio cuenta de que ya no tendría control, por lo que trató de al menos de lo perdido rescatar algo, y buscó municipalizar la Cespt, con el apoyo de alcaldes que había apadrinado.

Ahí fue donde Marina se abrió de capa y ya no se dejó, e incluso se apersonó al Congreso del estado cuando se veía esta medida.
Bonilla perdió ese round, como muchos otros que vendrían.

Marina entró al gobierno y ya no se anduvo con miramientos, anunció una investigación en contra de Bonilla y sus funcionarios por el tema de la planta fotovoltaica, caso que sigue en proceso.

Al dejar la gubernatura, Bonilla había dicho que iría al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, y vaya, se mencionó que iría a la SCT o a la Subsecretaría de Gobernación, pero no fue así.

Terminó regresando al Senado, cargo que había dejado por irse de gobernador.

Desde entonces, a través de sus medios de comunicación y de sus delfines, ha buscado desacreditar a como dé lugar el gobierno actual.

Acusó a la gobernadora de tener nexos con el Cártel Jalisco Nueva Generación, la ha señalado de que su marido Carlos Torres es quien maneja el gobierno, por cierto, cercano a Felipe Calderón.

Ella por su parte desde que asumió, echó por la borda todo lo que oliera a Bonilla, todas sus decisiones controvertidas, propuestas y demás.
Se concilió con el sector empresarial y quitó al fiscal que él había dejado dizque amarrado.

Bonilla, no poco a poco, si no de tajo, prácticamente fue siendo relegado de Morena, así como su gente, ni uno fue considerado para consejero nacional, además los diputados afines a él han sido minimizados.

En cuanto a Morena, a nivel nacional Bonilla nunca fue muy querido, además el dirigente nacional, Mario Delgado, tiene afinidad con Marina.
Bonilla terminó por salir de Morena e irse al PT, ante la inconformidad de algunos que han manejado por el partido por años.

Su salida, la anunció con tremenda pataleta y crítica para el gobierno actual, entre las acusaciones a Marina dice que no se para en las colonias y que ella no es la que gobierna.

En medio de esto quiso meter también su relación con el presidente, pues ha hecho campaña en el sentido de que AMLO antes venía más o se quedaba más tiempo en Baja California.

En los últimos días, en el estado, Bonilla ha colocado espectaculares con su imagen y la del presidente, borrando el logo de Morena y poniendo el del PT.

Jaime Bonilla

Bonilla convoca a través de estos anuncios a una afiliación al Partido del Trabajo que dice él que es donde está la verdadera 4T. Además, se puso a encabezar unas jornadas de la paz en donde aprovecha su discurso para darle con todo a la gobernadora.

Ante esto, Ávila Olmeda dijo que tiene un ex gobernador tóxico, así como otros tienen ex parejas tóxicas.

Y que como dice la canción debería superarla ya y saber perder.

El caso es que a esto no se le ve fin, y los ex se seguirán dando con todo. Lo malo es que al final de cuentas todo queda en palabrería. 
Bonilla y sus funcionarios siguen impunes, a pesar de la acusación, ahora ya hasta cobijados por otro partido.

Bonilla quiere dar la pelea en la siguiente elección, dicen que quiere ser candidato a alcalde de Tijuana, habrá que ver qué es lo que acuerda el PT con Morena para Baja California.

La opción sería que en Tijuana no fueran en alianza y así él iría por el PT. Porque de parte de Morena, seguramente Marina ya tiene visto a quién va a apoyar, que no es precisamente Montserrat.