Hace unos días, un naufragio con 700 inmigrantes de Pakistán, Siria y Egipto se hundió frente a las costas de Grecia, siendo acusada la Guardia Costera de negligencia debido a la falta de presencia de las autoridades.

 

Hasta el momento, miles de personas han sido registradas como desaparecidas, la ONU no se ha pronunciado respecto a la investigación del caso. Otro suceso comparable es el Titán en donde varios turistas abordaron un viaje turístico para buscar los restos del Titanic.

 

El Titán perdió contacto con la base de operaciones, lo que requirió el uso de la Armada  de los EE. UU. y la Guardia Costera Estadounidense. Diez barcos fueron utilizados en la búsqueda del barco, lo que se convirtió en una de las noticias más populares de los últimos días. Tiempo después se informó que el Titán sufrió una explosión ocasionando la muerte de sus tripulantes. 

 

Gopal, profesora de estudios poscoloniales, argumentó que los elementos clave ayudaron a reforzar el anonimato del Mediterráneo, “Pensando en qué historia nos interesan y porque, y las historias que nos brincan los medios, creo que la gran diferencia entre los dos casos es que uno de ellos fue tratado esencialmente como carente protagonista”. 

 

Si bien el público estaba interesado en saber más sobre quiénes eran los tripulantes y quiénes fueron confirmados muertos en las noticias de Titán, debido a la información sobre su historia, intereses y aspiraciones.

 

Por otro lado Gopal afirma, “Creo que se debe a la fuerte imagen de como se encontró y la creencia de que los niños no deberían morir de esa manera. Pero para la mayoría de los migrantes que mueren en el mar, lo tratamos como algo normal, cotidiano y que no merece nuestra atención”.