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Capítulo XV de Aventuras de un cubano en México

OPINIONES

03-07-2023


Capítulo XV de Aventuras de un cubano en México IFOTO: Baja News

Capítulo XV de Aventuras de un cubano en México IFOTO: Baja News

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 03-07-2023 09:40:38 PDT

En voz baja, a un paso de la estatua, le ofrecí mis respetos a su ingenio

Entre las cosas que nos faltaban por ver, estaba uno de los comercios más monumentales o más bien descomunales que hayamos visto en nuestras vidas: el Centro Joyero. Es un edificio francamente gigantesco de una manzana más o menos de área y cuatro pisos de altura, en los cuales se acumulan cualquier cantidad de joyerías y que, a pesar de la comprensible competencia, conviven cientos de establecimientos en los cuales se puede encontrar cualquier cosa que una persona desee o ande buscando. 

 

Lo primero que nos encontramos al llegar ante sus puertas exteriores, fue a un imponente guardia de seguridad que me pidió amable, pero con firmeza, que me quitara la gorra de pelotero que llevaba puesta y más tarde, en su interior, otro guardia de seguridad nos pidió, también amable y firme, que no tomáramos fotos ni videos del establecimiento, algo que fue como un reflejo en los dos, debido al azoramiento que nos produjo la inmensidad de joyas y bisutería tan fina que no desmerecían a las verdaderas, en aquel comercio colosal.

 

Cuando salimos de aquel recinto, Amarilis y yo tuvimos que sentarnos en una parada de taxis que había al borde de la acera o banqueta, como se le dice aquí. Estábamos en shock. De hecho, echamos a andar por una inmensa avenida que nos llevaría en la dirección del hotel. Entre las cosas que más nos llamó la atención, estuvo una cuadra completa, o sea, unos cien metros de casas de cambio que también convivían.

 

Pero de pronto, nos dimos de manos a la boca con un monumento fabricado en bronce de un ingeniero llamado Jorge Matute Remus que, de acuerdo con lo que nos relataron, había realizado una obra impresionante, no tanto por su importancia como por su audacia. El presidente Miguel Alemán tenía en proyecto la ampliación de la Avenida Juárez y para ello le habían sugerido derribar el edificio de la central telefónica que era lo único que obstruía o impedía dicha ampliación. El ingeniero Matute dijo que él resolvía el problema sin destruir todo el edificio. Su proyecto fue aprobado y se encargó personalmente de derrumbar los doce metros que se necesitaba quitar y restaurar la pared frontal doce metros más atrás. Con el objetivo de que no se detuviera el trabajo y lograr que la central telefónica continuara funcionando durante la ejecución de este peligroso proyecto, había que lograr que todo el personal trabajara confiado de que sus vidas no estarían en riesgo. El ingeniero Matute hizo que su familia permaneciera en el edificio durante el tiempo de la ejecución. 

 

Nos quedamos de una pieza cuando nos contaron semejante hazaña y dos días después volvimos a pasar por la central telefónica. En voz baja, a un paso de la estatua, le ofrecí mis respetos a su ingenio, a su talento, y sobre todo, a su valor. Fue otra de esas cosas que guardamos en un lugar especial de nuestras memorias.

 

Por las noches, antes de recogernos a nuestra confortable habitación, salíamos por una puerta trasera que tiene el hotel y nos íbamos a una especie de callejón cercano donde se venden comidas, helados, dulces, etcétera, pero era el único lugar que nos resultaba cercano, donde podíamos tomar nuestro café expreso nocturno. Todavía recordamos la recomendación que se nos hizo de lo riesgoso que podía ser transitar por ese espacio no mayor de cien metros y más de una vez sentimos como un hálito amenazador en el ambiente de aquella oscura calle, pero lo cierto es que nunca esa amenaza se materializó. Nos sentimos tan libres y seguros como si fueran las tres de la tarde. 

 

Tijuana es la ciudad donde vivimos y que poco a poco se ha ido colando en nuestros corazones, pero en ellos también, en un rinconcito, guardamos a Guadalajara.