El reconocido cantante puertorriqueño Bad Bunny se encuentra bajo escrutinio después de una investigación llevada a cabo por la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT) y Migraciones del Perú, que lo acusa de evasión de impuestos en el país sudamericano.

 

Según el informe, el artista habría visitado Perú en cinco ocasiones con un estatus migratorio de turista, permaneciendo cuatro días en cada visita, pero al mismo tiempo llevando a cabo actividades laborales no declaradas ni gravadas.

 

La investigación reveló que Bad Bunny habría ingresado al país bajo la categoría de turista en varias ocasiones, aunque su verdadero propósito era realizar trabajos remunerados como artista. Esto plantea la cuestión de si todas sus visitas fueron, en realidad, motivadas por razones laborales en lugar de turísticas, lo que habría resultado en una evasión de impuestos y en el incumplimiento de otras obligaciones contractuales.

 

Bad Bunny, uno de los artistas más destacados de la música urbana, se encuentra en el centro de la polémica debido a esta acusación de evasión de impuestos en Perú, lo que ha generado un debate sobre las responsabilidades económicas de los artistas extranjeros que realizan actividades en el país.

 

En este contexto internacional, donde la evasión de impuestos ha sido tema de discusión en diversos países, Perú busca establecer una normativa más rigurosa para asegurar que los artistas extranjeros cumplan con sus obligaciones fiscales y contractuales mientras realizan presentaciones en su territorio.