Un terrorista suicida detonó el vehículo cargado de explosivos en el que viajaba frente a la puerta principal de una comisaría de policía en el noroeste de Pakistán, a primera hora de este martes, matando al menos a 23 elementos de la policía, hiriendo a 32 y provocando el derrumbe parcial del edificio.

El atentado es uno de los más mortíferos realizados en Pakistán recientemente. Además de la comisaría, también causó destrozos a comercios cercanos.

Tras el ataque el grupo militante de relativamente reciente creación, Tehreek-e-Jihad Pakistán (TJP), se proclamó como autor del ataque, diciéndo en su comunicado que tenían como objetivo a los oficiales que trabajaban en la estación. Se cree que el grupo es una rama de los talibanes paquistaníes. 

El ataque tuvo como objetivo la comisaría de Daraban, en la ciudad de Dera Ismail Khan, según el oficial local Kamal Khan. La ciudad está situada en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, misma que comparte una frontera con Afganistán y que fue el antiguo bastión de los talibanes paquistaníes.

El ejército y la policía local afirmaron que otros seis atacantes también participaron en el asalto a la comisaría, desencadenando un tiroteo que duró horas y acabó con la vida de los seis.

Algunos de los 32 agentes heridos se encontraban en estado crítico, y se temía que aumentara el número de víctimas mortales. Mohammad Adnan, un alto cargo de la policía, dijo que las víctimas habían sido trasladadas a un hospital local.

El presidente de Pakistán, Arif Alvi, expresó sus condolencias a las familias de los fallecidos, afirmando que "sus sacrificios no serán en vano" y que ataques como este no debilitarían la determinación de las fuerzas de seguridad pública.