En las últimas semanas, ha surgido una nueva droga: el "craco". Conocido por sus efectos sobre el sistema nervioso, este compuesto, derivado de residuos de fentanilo combinados con otras sustancias, presenta un peligroso perfil de riesgo para la salud pública.

 

Uno de los efectos del craco es su capacidad para suprimir el hambre durante períodos prolongados, lo que lo convierte en una opción atractiva para aquellos que buscan controlar su peso. Sin embargo, este beneficio aparente oculta una serie de consecuencias graves. Aunque los usuarios experimentan una sensación de funcionamiento normal, están expuestos a un cóctel de peligros desconocidos para su organismo.

 

A diferencia de su precursor, el fentanilo, que causa una serie de efectos secundarios conocidos como náuseas, confusión y dificultad para respirar, el craco engaña a sus usuarios haciéndoles creer que pueden operar sin problemas. 

 

Lo que hace aún más preocupante la propagación del craco es su asequibilidad. Con un costo equiparable al del paco.

 

Los informes indican que el craco ha comenzado a extenderse por áreas específicas de México, incluidas Ciudad de México, Estado de México y partes de la zona metropolitana. Sin embargo, la información disponible sobre esta droga es limitada y fragmentaria, compuesta principalmente por testimonios aislados de aquellos que han logrado sobrevivir a su uso.