Un ataque con misiles rusos en Odessa, al sur de Ucrania, dejó al menos cuatro personas muertas y ocho heridas, según informó el gobernador local, Oleg Kiper. Entre las víctimas se encontraban tres mujeres y un hombre, mientras que los heridos incluían a dos niños y una mujer embarazada. El ataque también provocó daños significativos en edificios residenciales y la infraestructura civil de la ciudad portuaria del mar Negro, vital para las exportaciones ucranianas.

 

En Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, otro ataque ruso dejó a una persona herida, según las autoridades locales. El gobernador regional, Oleg Sinegubov, reportó que un hombre de 42 años resultó herido por la metralla y la explosión causada por un ataque con misiles.

 

Estos ataques son parte de una serie de agresiones rusas documentadas por la misión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ucrania, que ha registrado hasta el momento cuatro oleadas de ataques contra la infraestructura energética del país. El último de estos bombardeos tuvo lugar el pasado sábado, cuando cuatro centrales termoeléctricas fueron blanco de los ataques. En total, Rusia ha atacado al menos 20 instalaciones, cobrando la vida de seis personas.

 

Los cortes de energía resultantes de los ataques pueden afectar a millones de hogares, interrumpiendo el suministro de agua y otros servicios básicos, incluida la educación, especialmente en un contexto donde las clases en línea son predominantes.

 

Además de los ataques a la infraestructura energética, al menos once civiles han perdido la vida en ataques contra instalaciones ferroviarias, según informó la jefa de la misión de la ONU, Danielle Bell.