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El futuro incierto del control digital en la era 4T era: ¿Qué nos espera?

OPINIONES

17-10-2024


IFOTO: CORTESÍA

IFOTO: CORTESÍA

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 17-10-2024 13:30:42 PDT
Actualizado: 17-10-2024 13:31:29 PDT

Desde Feeling Mx

En un mundo cada vez más digitalizado, donde nuestras vidas se entretejen con la tecnología, la privacidad se ha convertido en un lujo cada vez más escaso.

 

La vigilancia masiva no solo vulnera nuestra privacidad, sino que también tiene un impacto profundo en nuestra libertad de expresión. Cuando los ciudadanos temen ser vigilados y perseguidos por sus opiniones, se autocensuran y se restringe el debate público. Esto debilita la democracia y favorece la concentración del poder en pocas manos.

 

Ahora imaginemos cómo será en el futuro cercano, con el panorama que se plantea en torno a la 4T y su creciente control del poder judicial y legislativo, que hoy nos lleva a escenarios que si bien suenan distópicos, no están tan lejos de la realidad. Especulemos ahora que quieran controlar a los ciudadanos y, con la actualización de tu CURP, el gobierno decida que lo mejor para su gestión digital sea que todos llevemos un chip implantado bajo la piel, para garantizar nuestra «identificación correcta y eficiente». ¿Lo podrían imponer? Esa es la pregunta que flota en el aire y que sí debería inquietarnos.

 

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No se trata solo de una paranoia sin fundamento. Con el control casi absoluto del poder legislativo, cualquier ocurrencia podría ser traducida en ley. ¿Un chip para «facilitar» los trámites ciudadanos? Quizás se presentaría bajo la narrativa de modernización, de eficiencia gubernamental, de inclusión digital. En un mundo donde ya estamos monitoreados a través de nuestros teléfonos, cámaras de vigilancia y registros digitales, la línea entre el avance tecnológico y la invasión de nuestras libertades se estará volviendo cada vez más borrosa.

 

El temor legítimo no es a estos chips de identificación bajo la piel, que ya son una realidad, porque tenemos un smartphone o dos -con sus respectivos chips- ya casi implantados porque nos acompañan a la cama o al baño y, que identifican a casi todos los ciudadanos; así que no nos extrañe, porque bajo el manto de «lo que sea necesario para el bien de la nación», cualquier cosa puede ocurrir.

 

La verdadera cuestión es si estamos dispuestos a seguir cediendo libertades a cambio de promesas de seguridad, modernidad o eficiencia.

 

Porque cuando el poder es absoluto, las ocurrencias se convierten en decretos y, de ahí, en nuevas realidades. Quizás hoy un chip en tu CUERPO y no en tu CURP suena como una broma, pero, como dice el viejo y conocido refrán: “del dicho al hecho… solo hay una sesión legislativa”. Bueno, es la idea.