María Dolores Patrón, presidenta del colectivo Madres Buscadoras de Quintana Roo, ha concluido una angustiosa búsqueda de cuatro años y medio por su hija, Francisca Mariner Flores, quien desapareció en junio de 2020 en Cancún. El cuerpo de Francisca estuvo sin identificar durante todo este tiempo en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Cancún, revelando así la profunda crisis forense que enfrenta México.

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Francisca, de 17 años, desapareció el 22 de junio de 2020. Días después, su cuerpo fue hallado calcinado y con un disparo en la cabeza en un predio baldío. Sin embargo, nunca se realizaron las pruebas genéticas correspondientes para confirmar su identidad, a pesar de las repetidas solicitudes de Patrón a las autoridades.

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Durante el proceso, Patrón llevó a cabo protestas, bloqueos en la zona hotelera de Cancún y presentó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Finalmente, tras insistir en la necesidad de comparar el ADN de su nieta con los restos, se confirmó que el cuerpo identificado con el número 441 era el de Francisca.

“Encontré a mi hija, hoy está en casa, un lugar de donde nunca debió salir. No es fácil, pero ahora tengo una respuesta,” expresó Patrón en redes sociales. También pidió disculpas a la ciudadanía por las molestias ocasionadas por sus movilizaciones, subrayando la importancia de la empatía y comprensión ante la desesperación de las madres que buscan a sus seres queridos.

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El caso de Francisca no es aislado. En Quintana Roo, al igual que en otras partes del país, miles de cuerpos permanecen sin identificar. La Fiscalía General de Quintana Roo ha abierto una investigación contra funcionarios de administraciones anteriores por posible negligencia u omisión en el manejo de perfiles genéticos.

El testimonio de Patrón expone no solo el dolor de las familias afectadas, sino también la urgente necesidad de reformar y fortalecer los mecanismos de búsqueda e identificación en México.