En la madrugada del sábado, un misil balístico lanzado por los rebeldes chiíes hutíes desde Yemen puso en alerta a varias zonas de Israel, incluyendo Jerusalén. Este ataque, que las autoridades israelíes lograron interceptar antes de que el proyectil cruzara la frontera, marca un preocupante incremento en la crisis regional. Según el Ejército de Israel (IDF), “el misil fue neutralizado por la Fuerza Aérea israelí, evitando cualquier impacto dentro del territorio nacional”.

El ataque de los hutíes surge como respuesta directa a una serie de bombardeos israelíes efectuados el jueves pasado contra infraestructuras clave en Yemen, como el aeropuerto de Saná y el puerto de Al Hodeida. Estas acciones dejaron un saldo de al menos seis muertos y 40 heridos, según reportes locales. El portavoz hutí declaró que “la agresión israelí no quedará impune”, prometiendo que su respuesta sería inmediata.

Las sirenas de emergencia resonaron en Jerusalén, una situación que no ocurría desde el ataque masivo del pasado 1 de octubre, cuando Irán lanzó alrededor de 200 misiles hacia territorio israelí. Además, otras regiones como el área del Mar Muerto también se vieron afectadas. El servicio de emergencias israelí, Magen David Adom, informó que no hubo heridos graves, aunque algunas personas fueron atendidas por ansiedad.

El misil también tuvo consecuencias inmediatas en el aeropuerto internacional Ben Gurion, ubicado a 15 kilómetros al sureste de Tel Aviv. Aunque el proyectil no alcanzó su objetivo, las operaciones del aeropuerto se vieron afectadas temporalmente, con al menos cuatro vuelos europeos retrasados debido a la alerta.

El gobierno israelí acusa a los hutíes de ser un brazo operativo de Irán, señalándolos como responsables de desestabilizar la región a través de ataques con cohetes y operaciones navales. En este contexto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reafirmó su compromiso de “neutralizar cualquier amenaza en la región”.

Por su parte, los hutíes también llevaron a cabo una operación con drones contra el barco Santa Úrsula en el mar Arábigo, al este de la isla de Socotra, argumentando que la nave ignoró su prohibición de navegar hacia puertos israelíes.

Los hutíes justifican sus ataques como un acto de solidaridad con el pueblo palestino, especialmente en el marco de la ofensiva israelí en Gaza que ya supera los 14 meses. Al igual que Hizbulá en Líbano, los rebeldes hutíes han intensificado su accionar militar, ampliando el radio de conflicto hacia Israel.