El Congreso de Estados Unidos certificó este lunes la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024, en una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes que se llevó a cabo sin incidentes, reflejando un ambiente de calma y normalidad en marcado contraste con los hechos ocurridos el 6 de enero de 2021. En aquella ocasión, una turba de seguidores de Trump irrumpió en el Capitolio para intentar detener la certificación de los resultados electorales que dieron como ganador al demócrata Joe Biden.

La certificación de este año se desarrolló bajo estrictas medidas de seguridad y en medio de una fuerte tormenta de nieve que cubrió Washington D.C. con varios centímetros de nieve. Las altas vallas negras rodeaban el Capitolio y la presencia policial era notable. Turistas y visitantes no fueron admitidos en las inmediaciones durante el procedimiento.

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Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata demócrata derrotada en las elecciones, presidió la sesión en su calidad de presidenta del Senado. Durante la ceremonia, Harris leyó el recuento final de votos electorales que otorgaron a Trump 312 votos contra 226 obtenidos por ella. Los republicanos aplaudieron primero al escuchar el resultado, seguidos por los demócratas, reconociendo así la decisión del electorado.

El proceso transcurrió de manera rápida y sin objeciones. Los legisladores escrutaron los resultados estatales uno por uno, y en menos de media hora la sesión había concluido. La certificación oficial se llevó a cabo de acuerdo con los procedimientos establecidos en la Ley de Recuento Electoral, que exige que el Congreso se reúna el 6 de enero posterior a la elección presidencial para contar y ratificar los votos del Colegio Electoral.

El presidente electo Trump celebró la certificación como una "gran victoria electoral" en una publicación en su plataforma Truth Social, calificando el momento como "histórico". Su tono festivo contrastó con su postura de hace cuatro años, cuando rechazó los resultados que dieron la victoria a Biden, alegando sin pruebas que hubo fraude electoral generalizado.

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El presidente saliente Joe Biden, por su parte, emitió un mensaje a la nación subrayando la importancia de este momento para la democracia estadounidense. En un artículo de opinión publicado en The Washington Post, Biden recordó los eventos de 2021 y señaló que “la democracia resistió aquel ataque, y debemos asegurarnos de que nunca más se repita una situación similar”.

Biden también destacó la necesidad de aceptar los resultados, afirmando que invitó a Trump a la Casa Blanca el 20 de enero por la mañana, antes de la ceremonia de inauguración presidencial. Biden agregó que estará presente en la juramentación de Trump, a diferencia de 2021, cuando Trump no asistió a la toma de posesión de Biden.

El Congreso, actualmente con mayoría republicana, desempeñó un papel clave en la ratificación de los resultados sin objeciones significativas. La nueva legislación aprobada tras los disturbios de 2021 establece que ahora se requiere al menos una quinta parte de los legisladores para plantear una objeción formal, lo que dificulta que una sola persona o un pequeño grupo pueda interrumpir el proceso.

Entre los asistentes a la ceremonia se encontraba el vicepresidente electo J.D. Vance, quien observó desde su escaño en el Senado, marcando su presencia en este importante paso del proceso democrático.

El camino de Trump hacia su segundo mandato comenzó el pasado 5 de noviembre, cuando derrotó a Harris en las urnas. Posteriormente, el Colegio Electoral se reunió en diciembre para formalizar el resultado, que fue certificado oficialmente este lunes.

El próximo 20 de enero, prestará juramento y asumirá nuevamente el cargo de presidente, abriendo un nuevo capítulo en la política estadounidense. Con el control del Congreso y el Senado, la administración entrante se prepara para implementar una agenda centrada en recortes de impuestos y medidas más estrictas en materia migratoria.

La jornada del lunes simbolizó el regreso a la normalidad institucional y fue vista como una reafirmación del proceso democrático, cuatro años después de uno de los días más oscuros en la historia moderna del país.