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¿Qué es la iconoclasia?

VIDA Y ESTILO

08-03-2025


Foto: Web

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Redacción BajaNewsMx
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Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 08-03-2025 10:24:00 PDT

En un país donde, según la ONU, más de 10 mujeres desaparecen diariamente, el verdadero problema no es la intervención del patrimonio, sino la indiferencia ante la violencia

Con la cercanía del 8M, resurgen los debates sobre la intervención del patrimonio histórico en las protestas feministas. Para algunos, los monumentos representan la identidad nacional y deben ser preservados; para otros, resignificarlos es una manera de desafiar un discurso hegemónico que ignora las voces oprimidas. Esta acción no es vandalismo, sino iconoclasia.

 

Los monumentos y su resignificación

 

En México, los monumentos se han erigido como símbolos de la historia oficial. Sin embargo, para muchos grupos, su significado no es inclusivo. "Una persona indígena de la Huasteca o una persona huichol difícilmente se identificaría con estatuas que glorifican la colonización de México", explica Samantha Vázquez, estudiante de Arqueología en la ENAH. La historia que estos monumentos cuentan no siempre refleja la diversidad de experiencias que componen el país.

 

Iconoclasia vs. vandalismo: una línea difusa

 

Las marchas feministas han adoptado la iconoclasia como una herramienta de protesta, utilizando pintas y otras intervenciones en monumentos para visibilizar la violencia de género. Sin embargo, muchas de estas acciones son tachadas de vandalismo. La diferencia radica en la intención: mientras el vandalismo carece de un objetivo político claro, la iconoclasia busca generar un impacto social y cuestionar la inacción gubernamental ante los feminicidios y desapariciones.

 

Las redes sociales se llenan de críticas cuando aparecen imágenes de monumentos intervenidos, pero en otros contextos, las mismas personas que condenan estas acciones han aplaudido intervenciones similares. Por ejemplo, durante las protestas en Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd, la iconoclasia fue ampliamente respaldada. Esto sugiere que el problema no es la protección del patrimonio, sino la incomodidad que genera ver a mujeres exigiendo justicia.

 

El derecho a protestar y la lucha feminista

 

La Constitución Mexicana reconoce el derecho a la manifestación, aunque en la práctica, las protestas feministas enfrentan una fuerte represión. Por esta razón, muchas manifestantes cubren sus rostros con capuchas, no solo por seguridad, sino como un símbolo de lucha.

 

"Tengo todo el derecho a quemar y romper. No le voy a pedir permiso a nadie, porque estoy rompiendo por mi hija", declaró Yessenia Zamudio, madre de una víctima de feminicidio. Su frase encapsula la frustración de muchas mujeres ante la indiferencia de las autoridades.

 

Monumentos como testigos del cambio

 

Históricamente, las protestas feministas han intentado ser pacíficas: performances, bailes y canciones han sido utilizadas para sensibilizar a la sociedad. Sin embargo, la respuesta ha sido burlas y menosprecio. Ante esta indiferencia, la iconoclasia se ha convertido en una herramienta para hacer visible la crisis de violencia de género en México.

 

El significado de un monumento no es estático. Si la sociedad cambia, estos deben resignificarse para reflejar las nuevas realidades. "Si se derribaran los monumentos actuales y se construyeran nuevos con figuras más representativas de nuestra historia reciente, seguiríamos entendiendo el porqué de su existencia y su transformación", señala Vázquez.

 

Entre la memoria y la resistencia

 

Cada 18 de abril, el Día Internacional de los Monumentos y Sitios recuerda la importancia de preservar el patrimonio cultural. Sin embargo, como explica el museólogo Josep Ballart, "el patrimonio no debe confundirse con objetos de nostalgia". Los monumentos deben evolucionar con la sociedad y no ser simples vestigios de un pasado idealizado.

 

En un país donde, según la ONU, más de 10 mujeres desaparecen diariamente, el verdadero problema no es la intervención del patrimonio, sino la indiferencia ante la violencia. Defender monumentos sin cuestionar su significado histórico puede ser un ejercicio de nacionalismo vacío. La iconoclasia, en cambio, busca hacer visible la urgencia de un cambio social y la necesidad de justicia para las mujeres que ya no están.