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Capítulo X de Aventuras de un cubano en México

OPINIONES

29-05-2023


Capítulo X de Aventuras de un cubano en México IFOTO: Baja News

Capítulo X de Aventuras de un cubano en México IFOTO: Baja News

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 29-05-2023 10:33:04 PDT
Actualizado: 29-05-2023 12:09:45 PDT

Cuando levantó el vuelo, me hice el valiente y pretendí estar dispuesto a enfrentar lo que viniera

Esperamos a llegar a nuestro apartamento para comunicarnos con nuestro hijo y decirle la buena nueva. Se puso muy contento y nos preguntó que cuando queríamos viajar porque él se haría cargo de sacarnos los pasajes. Le dijimos que esa decisión se la dejábamos para cuando a ellos le conviniera recibirnos y no andar estorbando en la vida de su familia. A continuación, nos preguntó que cuánto tiempo nos gustaría pasar con ellos y le contestamos lo mismo. El tiempo que ellos decidieran. 

 

Dicen que el onceno mandamiento es no estorbar y lo último que queríamos era perturbar sus costumbres, su forma de vida y condenarlos a una estrechez que sería nueva para ellos y también para nosotros, acostumbrados a vivir solos y con total independencia. Después de hacer la consulta con su esposa, ambos decidieron que la visita se extendiera por cuatro meses. 

 

Se dispuso que viajáramos en el próximo mes de marzo. Exactamente, el día 2. 

 

Los preparativos fueron febriles para Amarilis, sobre todo por el hecho de que es muy sensible al frío y ya teníamos noticias de que Tijuana era como una sucursal del Polo Norte. Comoquiera que en Cuba el invierno real casi nunca pasaba de quince o veinte días en el mejor de los casos, cada persona tiene a lo sumo un par de abrigos y nos dimos a la tarea de buscar quién nos prestara algunos, porque encima de todo, no íbamos a llegar causando gastos que podíamos prever, como tampoco sentirnos como si estuviéramos viviendo en un iglú de Alaska. Otra cosa que tuvimos que pedir prestadas fueron las dos maletas de mano, porque como éramos viajeros de nuevo cuño y en Cuba no hay ningún lugar donde comprarlas, pues acudimos a mi viejo amigo el actor –que sí ha viajado medio mundo-, el mismo que nos había declarado novios aquel día de nuestro reencuentro. Por suerte, la fecha para la partida nos dio la posibilidad de resolver algunas cosas como esas con tiempo suficiente.

 

Al fin llegó el ansiado día de la partida. Habíamos empleado los tres o cuatro días anteriores en despedirnos de amigos y familiares, y nos sentíamos como niños con juguetes nuevos. 

 

Nos habían dicho que debíamos llegar a la terminal 3 del aeropuerto de Rancho Boyeros tres horas antes del chequeo, pero nosotros estuvimos cuatro. Nos sorprendió un poco la práctica de aduana nueva para nosotros de poner en una bandeja todo objeto metálico, además de los zapatos, la gorra y los espejuelos. Cuando haces un primer vuelo internacional, te revisan tantas cosas que te llegas a sentir como si fueras un sospechoso de terrorismo.

 

Abordamos el avión y éste partió a la hora en punto. Cuando levantó el vuelo, me hice el valiente y pretendí estar dispuesto a enfrentar lo que viniera. Amarilis lo miraba todo con admiración desde su ventanilla, pero lo que realmente me infundió mayor seguridad, fue un hombre como de mi edad que se sentó a mi lado y estuvo todo el viaje (por suerte se quedó en el DF) dando unas muestras evidentes de nerviosismo. A su lado, me sentí como si fuera Pancho Villa. 

 

El avión hizo una breve escala en el DF y no tuvimos que bajarnos. Al reemprender el vuelo, estábamos despavoridos del hambre y nos vendieron unos paquetes pequeños de Rancheritas. Nos incendió nuestras respectivas lenguas y eso nos hizo patente que ya estábamos finalmente en México.