SECCIONES

Siguenos en nuestras redes sociales

logo bajanews

BAJA

NEWS

CALI-BAJA NACIONAL INTERNACIONAL DEPORTES ENTRETENIMIENTO VIDA Y ESTILO POLICIACA CIENCIA Y TECNOLOGÍA BUSINESS

Suscríbete

No debemos llamar “corcholata” al posible sucesor del presidente

OPINIONES

12-06-2023


Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

Redacción BajaNewsMx
Editorial bajanews.mx| BajaNews
Publicado: 12-06-2023 15:12:11 PDT

Por Max Adame I Desde FeelingMx

En medio de un panorama político marcado por la sucesión presidencial, es importante recordar que debemos utilizar los términos adecuados para referirnos a los actores políticos involucrados. En lugar de utilizar despectivos apodos como “corcholatas” para referirnos a los aspirantes y precandidatos, debemos llamarlos por su nombre correcto y reconocerlos como tal.

 

Es necesario recordar que la ley establece los términos apropiados para referirse a aquellos que buscan acceder a un cargo público. La democracia y el respeto a las normas deben ser pilares fundamentales en cualquier proceso electoral. Denigrar a los aspirantes con sobrenombres irrespetuosos no contribuye a fortalecer la calidad del debate político ni a fomentar un ambiente democrático. Aunque esconde una intención y elude la ley.

 

En este contexto, es relevante destacar algunos aspectos clave sobre el proceso de sucesión presidencial que está en curso y que merecen nuestra atención. En primer lugar, es importante tener en cuenta que este no es un ejercicio de democracia interna acordado por el partido, sino un proceso en el que las reglas fueron decididas por el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador. Cantando a los cuatro vientos el resultado desde su show matutino todos los días, antes de celebrar el cónclave.

 

Además, es importante señalar que algunos de los aspirantes están violando la ley al llevar a cabo actividades de precampaña utilizando recursos públicos o de procedencia desconocida. Esto representa una clara infracción a las normas electorales y debemos exigir que se investiguen y sancionen estos actos.

 

Otro aspecto a considerar es la ausencia de debates o entrevistas con medios independientes. Esto limita el ejercicio democrático al convertirlo en una competencia simulada, donde los ciudadanos no tienen la oportunidad de conocer a fondo las propuestas y posturas de los aspirantes. La transparencia y el acceso a la información son elementos fundamentales para una verdadera democracia.

 

Además, es preocupante la aceptación de nombramientos legislativos para los perdedores, lo que valida la creación de un poder transexenal. Esto significa que aquellos que no resulten electos ocuparán cargos legislativos y asegurarán una “continuidad sin cambio”. Esta situación plantea interrogantes sobre la autonomía y representación efectiva en el Congreso, ya que podría ser controlado por el presidente saliente.

 

Asimismo, los esfuerzos por asegurar la “unidad” pueden terminar convirtiéndose en simulaciones antidemocráticas. En lugar de buscar convencer al electorado y promover un debate abierto, se busca complacer al verdadero “al poderoso elector” y artífice del dedazo resucitado. El proceso presumido por AMLO y Morena no es una señal de avance o innovación, sino de control y regresión.

 

Por todo lo anterior, es fundamental utilizar un lenguaje respetuoso y llamar a las cosas por su nombre correcto.

 

Los aspirantes y precandidatos merecen ser reconocidos como tales, y debemos enfocarnos en evaluar sus propuestas y posturas en lugar de utilizar apodos despectivos. Además, debemos estar atentos a las circunstancias que rodean el proceso de sucesión presidencial.

 

Llamemos a los posibles sucesores del presidente por su nombre correcto: Aspirantes y pre candidatos.

 

Nota del autor:

 

El presidente ha utilizado el término “aspiracionistas” en muchas ocasiones para referirse a aquellos que tienen aspiraciones políticas o económicas y\o que buscan superarse al estudiar en universidades en el extranjero, para estar mejor calificados y competitivos en el contexto internacional. “Corcholatas” es, una elección de lenguaje por parte del presidente que busca ignorar a otros actores políticos, que son legítimos aspirantes a la candidatura presidencial, que sí respetan los tiempos y las reglas electorales.

 

Es importante señalar que el uso de términos como “aspirantes” o “precandidatos” es el enfoque correcto y apropiado dentro del marco legal y democrático. Estos términos reflejan la naturaleza y el proceso legítimo de participación política en una democracia, donde los individuos tienen derecho a buscar cargos públicos y a competir en elecciones.

 

Si bien el presidente puede tener sus propias preferencias en cuanto al lenguaje que utiliza, es importante recordar que los términos establecidos por la ley son los que deben prevalecer en el discurso público. Utilizar un lenguaje respetuoso y adecuado es esencial para fomentar un ambiente de diálogo constructivo y fortalecer la calidad del debate político.