En los Estados Unidos, el congresista republicano de línea dura, Jim Jordan, ha sufrido su tercera derrota en la votación para presidente de la Cámara de Representantes. 

 

Este revés para el candidato respaldado por el expresidente Trump ha desencadenado una creciente rebelión dentro de su propio partido, con un total de 25 legisladores republicanos negándose a respaldarlo en esta contienda.

 

La estrecha mayoría que ostentan los republicanos sobre los demócratas en la cámara ha dejado a Jim Jordan en una posición precaria, ya que solo puede permitirse perder un puñado de votos en la Cámara de Representantes.

 

 Esta situación ha dejado al partido republicano en una encrucijada, ya que han tenido que abandonar un plan de respaldo que tenía como objetivo otorgar más poder al presidente interino de la Cámara de Representantes, Patrick McHenry.

 

El resultado de esta lucha política es que la Cámara de Representantes lleva dos semanas sin tener un presidente oficial, lo que ha llevado a una parálisis legislativa que afecta la capacidad del Congreso para aprobar proyectos de ley cruciales, incluyendo la asistencia a países como Israel y Ucrania.