El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hizo un anuncio durante un mitin en Pittsburgh, donde reveló su consideración de triplicar los aranceles sobre el acero y aluminio provenientes de China. Esta medida, dirigida a ganar el apoyo de los trabajadores de la siderurgia en Pensilvania, podría generar tensiones con Beijing.

 

Actualmente, el arancel aplicado a estos productos chinos es del 7.5 por ciento, lo que significa que, de implementarse el aumento propuesto, alcanzaría el 22.5 por ciento. Sin embargo, esta acción no sería inmediata, ya que debe pasar por un proceso de revisión en la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR).

 

La Casa Blanca anunció también una investigación sobre las prácticas comerciales chinas en sectores como la construcción naval, marítima y logística, lo que podría resultar en más aranceles.

 

La decisión de Biden refleja su estrategia para asegurar el respaldo de la clase trabajadora, un grupo que se sintió atraído por las políticas proteccionistas de Trump. Durante su mandato, Trump desató una guerra comercial con China, imponiendo aranceles a productos chinos por cientos de miles de millones de dólares, desencadenando una serie de represalias.

 

Aunque la medida anunciada recibió apoyo de sindicatos y asociaciones comerciales, su impacto real podría ser limitado. Según datos de la Oficina del Censo, solo el 3 por ciento de las importaciones de acero en Estados Unidos provienen de China, lo que sugiere que la medida podría tener más un efecto simbólico que práctico.